Un texto viejo que me encantó. Ni me acuerdo cuándo lo escribí, pero tiene algo...
Llueve, y toda la lluvia se aboca en mis ojos. No deja de incesar, cantando sobre la chapa de los autos, mojando luces, encharcando caminos sucios de sal.
La ve y reluce. Un anillo. Una sonrisa. Da media vuelta y se olvida de que existo. Breves que vienen, van y se borran en un recuerdo opaco, cristal de nácar que no brilla, un murmullo y el recuerdo. Ese sueño, el de la respuesta que nunca dio, ni sabe si querría haber dado. Sufre por un sueño que no sucedió. Escucha voces, sus voces, ninguna la consuela.
Dentro de su hígado, una serie de pastillas familiares, de las que intentan dar a conocer su verdadero lugar en todo esto. Un deshacerse de los problemas, de la tristeza que cada vez avanza más sobre los caminos elegidos. Ser o no ser, repollo, pato o tigre. Mil hojas en un remolino que dejó atrás. La insistencia en un lapso prudente de cosas que nos sabemos como manejar, un simple y complicado suceder onírico que tira todo por la borda todo esfuerzo, y te muestra entregada de pies y manos, sin misterios, jugar con piedras que no hacen chispa, no conseguir la felicidad más allá de atisbarla en una película o en libro que nos represente y nos muestre la idealidad de lo que queremos experimentar.
Escribir desde la falta de filtro, lo indecible, lo constante y lo austero dentro de la locura de los menesteres cotidianos, un experimento sobre mi misma, sobre mi tolerancia a los químicos, y qué ser, una paria intelectual, una pobre loca que pretende ser más de lo que podrá, atisbando una mirada sobre la chica de la librería, la filosofa, la que lee miles de libros, la que sabés que le gustaba pero no en el sentido de la cama, y tenerla ahí, y él la ve, se le ilumina la cara, hablan, y vos en un absolutísimo segundo o tercer plano dentro de tu propio guión, un personaje secundario en tu propia vida.
La pasta, en tu tristeza, pega tanto o más duro de lo que te pensabas, y ahora tu cuerpo no responde y querés cortar, canjear sangre por bienestar, dejar de mentir antes de tomar una decisión que puede ser no del todo feliz. Amor a primera vista, creer en eso, por favor, mujer grande y con ideas al respecto. La imposibilidad de pasar es calvario otra vez, aunque se extrañe. Un extraño en tu puerta y golpear y morder y desoír el canto de vos misma hace tanto, ese que te llama y no se extinguió, a 4 años de tu deshacerte de vos y las tristezas que te aquejan y para el resto son trivialidades.
Muchas de las cosas que quiero tienen que ver con el miedo a caerme en el pozo, y de caer en los cortes por lo sano, y el dibujo, y las letras rojas y amarillas del semáforo, que no son verdes porque no hay esperanza. Bienvenidos al invierno de nuestro descontento, para mi es el verano de mi descontento, por qué involucrar a terceras personas, estoy es mío, sólo mío y ya.
2 comentarios:
¡Epa! ¡Muy bueno!
Me gustó "No deja de incesar". :)
¿Qué tan viejo es? ¿Qué tan diferente es/sos ahora? (si te da por contestar, bah)
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