4.11.06

Viernes a la nochecita

Viernes, 19.40 hs.

Recién terminé de leer la biografía de KC. y leer toda la parte previa a cuando se pega el tiro, para terminar con el escopetazo en la boca, fue demasiado.

Salí del seminario re temprano (robo a mano armada si lo hay, el seminario ese), por lo que a las 5 de la tarde estaba completamente libre, pero volver a casa implicaba no salir de nuevo, así que me arrellané en el buffet, al lado de la ventana, junto a las heladeras, en la que a estas alturas es "mi" mesa, y le di al libro hasta terminarlo.

Cómo una familia disfuncional de mierda te puede cagar (de hecho: TE CAGA) la existencia, tanto que terminás inyectándote heroína por todos los costados. Cómo la falta de amor y comprensión puede atormentar a una persona al punto de empujarla a dormir en una caja de cartón (o arriba de un freezer de pizzería, como el caso que conozco en vivo y en directo), o en la sala de espera de un hospital, en el asiento de atrás de un auto, pidiéndole comida a la novia del amigo que trabaja en un macdonalds, sin que los padres siquiera se pregunten dónde está un crío de 16 años.

Y que esa persona se ponga como meta de su -miserable- vida escribir canciones y ser estrella de rock. Y llegar a serlo, contra todos los pronósticos. Ser la estrella de rock más conocida de todo el puto planeta, vendiendo millones de discos, y aún así sentirte desahuciado, sentirte una mierda sin valor, aún cuando hordas de adolescentes te aclamen y te tomen como modelo.

Conocer al amor de tu vida, tener una hija y no poder ser permeable a esa felicidad, tal vez por incapacidad para reconocer ese extraño sentimiento tan ajeno a tu rutina. Harto de ser y de existir, de tener una bomba de tiempo latente en el cerebro, sensible a todo ataque externo e impedido de repeler los ataques internos; un corazón repleto de desamor, del amor no recibido por aquellos que supuestamente tendrían que darte amor más que nada en el mundo. Y que eso repiquetee de forma constante en tu mente, saberte no querido y que eso te haga odiarte porue te sabés fallido, ni siquiera merecedor del amor y dedicación de tus padres.

Y llegar a eso, a ser una figura de culto y que gente como como yo, como tantos, se entere de tus secretos y cuestiones más íntimas. Llegar a tal extremo de soledad que todo lo tuyo se haga público y no valga más que 22 pesos en Yenny. Y no porque lo eligieras, sino porque, como tantas otras cosas, tu vida nunca fue tuya ni estuvo bajo tu control, sino que siempre fue culpa de los otros, y sí, sin que pudieras hacer nada para remediarlo.

No hay comentarios.: