Y no, no me importa, pero miento.
La primera vez. Esa, la crucial: esperé, esperé y esperé. No sé qué esperaba. No era miedo. O miedo o ganas, una de las dos cosas. No reprimo: escapo.
Escapo y extraño.
Destiño placer acumulado.
Transpiro y rezo a mis santos por más paciencia, hasta que ya no me quede más.
24.6.09
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