La otra vez mi tía me prestó un video que tenía grabado de Infinito, en el que unos monjes tibetanos hacían unos magníficos mandalas de arena. Un laburo tremendo, detallado, puntilloso... Al terminarlo, el jefe, digamos (el capo, el abad, no sé cómo se llama el monje que rulea a los demás monjecitos), agarra una varilla y lo desarma. Así, no dura nada terminado. Lo hacen, explicaba la voz en off, para aprender a desapegarse.
Desapego es mi palabra del día.
Después de años, me saqué una mochila de adoquines de la espalda.
Ya era hora, la reputa madre.
2 comentarios:
¿Diste examen o mataste a alguien?
Espero que sea lo primero.
Bah, no sé.
Mmmh... qué enigmática estás, Lady...
Igual, felicidades. :)))
(copio y pego en ambos blogs)
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